Las legumbres:
Se denomina legumbre (del latín legumen) a la semilla contenida en las plantas de la familia de las
Leguminosas (Fabaceae).
Las más utilizadas en la cocina son las arvejas, los porotos, las chauchas, las lentejas, las habas y los garbanzos, maní y soja. Se emplean enteras o reducidas a harinas, la más común harina de garbanzos con la que se prepara el tan gustado y popular "fainá".
En pocos minutos las legumbres secas, ya hervidas y enfriadas o congeladas, pueden transformarse en el plato central de un menú con gran valor alimenticio y relativamente barato
Las legumbres tienen 25 % de
aporte en proteínas, poseen hidrato de carbonos en el orden de 60 %, de 4 a 18
% de lípidos insaturados que ayudan a reducir el colesterol y adquieren alto
contenido en fibras y minerales, vitamina B, E, ácido fólico, potasio, nitrógeno,
zinc y manganeso.
Es que precisamente este 2016 ha sido
denominado como el año internacional de las Legumbres por FAO (Organización de
las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), en pos de
"crear conciencia de sus beneficios, promover su producción y comercio y
fomentar nuevos usos en toda la cadena alimentaria". .
Ayudan a la fertilidad del suelo y reducen el uso de fertilizantes logrando así una agricultura más sostenible.
Las legumbres son pobres en grasas.
Su único defecto lo constituye la escasa digestibilidad, debida a la celulosa
que contiene la película externa.
Con respecto a los jóvenes, adolescentes,
deportistas o personas que realizan tareas de gran desgaste físico, es muy
importante que las incluyan en la dieta. Es recomendable que los niños
pequeños, las personas ancianas y las personas de estómago delicado las
ingieran reducidas a puré y pasadas por tamiz, para utilizar solamente la pulpa
interna. Es importante utilizar el agua de cocción para elaborar sopas, pues es
de un alto valor nutritivo.
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